Y el discurso de 28 tuvo a un patético García recitando cifras y más cifras, sin saber cuales correspondían a las inversiones estatales y cuales a los negocios privados de sus amigos, mientras maldecía para sus adentros a Luis Valdivieso y su gente que no llegó nunca con la receta que tanto le habían prometido como regalo de 28.
Y García había dicho dos semanas antes, teatral como siempre,: “La política económica la decido yo”, y la risa de los “técnicos” del FMI se escuchó de Nueva York hasta Desamparados y Luis Valdivieso no tuvo más remedio que decirle a García que receta no había aún y que a ver como se las arreglaba para 28.
García recurrió entonces a la “reforma del alma”, sí, como lo oyen, “la reforma del alma”. El Perú avanza, pero si su usted no ve el avance, el problema está en su alma; el Perú crece, pero si usted no siente el crecimiento, es su alma la que tiene problemas; 80% de peruanos rechazan a García, su gobierno, su política general y su política económica, esos son unos desalmados; hay que ver la Plataforma de la Coordinadora Político Social?, no, para qué, lo que hay que hacer es sacarle el alma a los que se alinean con el Paro Nacional y su plataforma; la reforma del alma a todo vapor, gran campaña para cambiar el alma de los peruanos, con García a la cabeza y Montesinos con Fujimori de imagen de la campaña, y del Castillo y Mulder haciendo los guiones, Alva Castro negociando precios y el gabinete entero en los coros.
Si no llega la receta para detener la inflación, hay que hacer tiempo. Claro ya medio mundo se dio cuenta que lo de “yo decido la política económica” es puro cuento de García, pero no importa, esto de la salvación de las almas peruanas tiene para rato, si hasta Rafael Rey se apuntó en la campaña y Yehude Simons sigue en la cola.
Augusto Malpartida
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