miércoles, 12 de agosto de 2009

El Circulo Cuadrado


Lourdes Flores se diferenció del APRA, en el asunto de Bagua, cuando ordenó a su bancada no acompañar la derogatoria final de los decretos legislativos de la selva, bajo la tesis de que este había sido un problema exclusivamente de orden público. Frente a esta posición, Toledo dijo que los decretos fueron un abuso a los derechos de los indígenas y que nada justificaba la represión. Castañeda se calló durante todo el episodio e hizo seguir a sus congresistas la ruta del gobierno, con todas sus maniobras, para terminar haciendo lo contrario de lo que sostuvo durante varios meses.
Pero Lourdes cree que los tres, ella, el de Cabana y el mudo de la Plaza de Armas, constituyen alguna especie de centro respecto a los problemas nacionales. Centro quiere decir entre dos extremos, o sea que de un lado estarían los antisistema del nacionalismo y la izquierda, y del otro el gobierno “demasiado derechista”. Pero en el momento decisivo del segundo quinquenio alanista la lideresa del PPC decide colocarse en la línea más dura frente a los reclamos del movimiento amazónico y reduce el conflicto a la demora en enfrentarlo con la represión. Más aún, intenta un frente con dos sectores que han tenido orientaciones diferentes a las suyas y encima incluye en el coqueteo a Ántero Flores-Aráoz, ministro de Defensa en la peor hora del actual gobierno.
En el 2001, Flores quiso hacer un centro con el ex PCP y ex CGTP José Luis Risco y un tecnócrata como Drago Kísic; y en el 2006, llevó sus alianzas por los candidatos que le propuso Dionisio Romero, los que a regañadientes entregó Rafael Rey y los que puso Castañeda. ¿Alguien puede explicar esta política y encontrar algún significado a la pretensión centrista de la susodicha? Acaba de presentarse ante el Congreso el gabinete Velásquez Quesquén y los miembros que le quedan a Unidad Nacional han dicho de todo sobre las deficiencias y falta de ideas nuevas de su discurso. Sin embargo, al final votaron por aprobar la presentación.
Lo mismo puede decirse de su voto por la sanción a los congresistas nacionalistas solidarios con los reclamos nativos; respaldo que mejoró inmediatamente la relación de fuerzas para el APRA y sus sectores más cercanos, lo que se expresó en la derrota de la censura al gabinete Simon y en la elección de la última mesa directiva del Congreso. El país ha visto paso a paso el drama de Lourdes Flores, como una imposibilidad de establecer sus diferencias con el actual régimen. Por eso su “frente de centro” está tan perdido en el escenario nacional, como si fuera un síntoma de que no hay centros posibles.


Raúl Wiener

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