"Creíamos en la absoluta necesidad de inventar nuevos pasos en la oscuridad y plazas y abrazos como abejorros y establecer muralla de ternura frente al mar rugiente y sus rocas".
Ha terminado el sueño. (Hugo Tabachnik).
Vivimos acostumbrados al monocorde cliché del “pudo ser”, mas en este caso… pudo ser. La música psicodélica nos llego desde fuera, pero en su lugar de origen, estuvo precedida por una tradición, poética, musical y de lucha social. Claves dispersas y para iniciados, Ginsberg, Beatniks, garage bands, folk movement, y sobre todo el Hiroshima mental L.S.D, descubierto por Hoffman y difundido por Leary. Esto se fundiría en el matraz cósmico llamado Haight Ashbury en Frisco Bay, dando origen al Hippismo. Forma de vida, paralela al stablishment, la cual sostenía a las bandas psicodélicas. El papel de la auto representatividad, estaba marcada en la primera etapa del movimiento, las bandas eran de hippies tocando para hippies, reinterpretando la relación jerárquica: ejecutante-oyente, gracias a la comunión de L.S.D entre ambos, logrando una galvanización colorida y multifacética, los ligth shows, no eran decorado, sino parte de una experiencia totalizadora.
Esto me recuerda una entrevista sostenida con Walter Nieto, primera guitarra del Apple Group (Banda psicodélica salamanquina pour exellence). W.N: Aquí el hippismo era una moda, pues este era producto de la sociedad de EE.UU. No se puede encontrar un hippie que salga del Cusco o de Ayacucho, de allí sale un revolucionario.
Moda, entrevero, pose, droga. Reitero pudo ser, la música psicodélica, no es otra cosa que una fusión e implementación exploratoria de nuevos y disímiles sonidos, estilos e instrumentos, destinados a ampliar la conciencia auditiva.
Ante este panorama, imaginemos los rumbos que podría haber tomado la experimentación coadyuvada por el uso de nuestras poderosas Plantas Sagradas. Ejemplo: “Vacilando con Ayahuasca” de Juaneco y su Combo, “La Flor” de El polen.
El problema de la música psicodélica en el Perú se debió al adocenamiento de todos los grupos (Comerciales, Psicodélicos, Instrumentales), bajo el luminoso cartel de Nueva Ola; por eso debemos tocar el tema con pinzas. No existió una movida psicodélica clara y definida, los límites oscilaban demasiado y allí los tenemos juntos en las famosas “matinales”, los York´s cambiando el “Abrazame” a su versión de “Abrazame Baby”, donde Pablo Luna se computa Jim Morrison. Los Shain´s, ahogando el surf de su primera época en Lp´s como “Segundo Volumen” y “Docena Tres”.
La música psicodélica, estuvo ligada al consumo cultural, diversificado por estratos sociales. Caso particular Traffic Sound, cuyos primeros 45´ s fueron compilados en “A Bailar Go-Go”, luego vendrían el Virgen, etc.
Los Holy´s y su “Sueño Psicodélico”, New Juglar Sound, Los Mad´s, que nunca grabaron nada y perduran a través de la creación de un mito-urbano de difusión oral, sus tocadas en el Galaxy, el encuentro con los Rolling Stones y la invitación a tocar en la Isla White. Los Hot Buttler Sound, Pina y sus Estrellas: “El Extraño”, Texao: “Stone”, The (St. Thomas) Pepper Smelter, con su “Soul & Pepper”, que incluía temas de Iron Buterfly, Cream, Hendrix. El Humo: Apocallypsis, El Alamo coktail de Psicodelia, blues y hard rock, luego del fatal 3 de octubre del 68, el rock peruano en general comenzó su declive, la política aislacionista, generó paradójicamente la subsistencia de bandas como El Alamo, ya que la etapa Psicodélica no se pudo quemar completamente, a pesar de la gran cantidad de bandas, músicos, ritmos y psicotrópicos existentes en nuestro medio para dar el subsiguiente paso, el rock progresivo.
El rock nunca pasó de ser un hobby, vacilón o negocio, el despertar es siempre triste, mejor sumirse en un profundo… Sueño de Opio.
Por Francisco León
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