martes, 1 de enero de 2008

La Agenda de la Izquierda


La izquierda peruana, en sus vertientes socialistas y nacionalistas, tuvo el 2007 un reencuentro con las masas en las calles. Las jornadas de lucha del 11 de julio y el 8 de noviembre fueron los puntos más altos de este reencuentro, por lo masivo de las manifestaciones, por el carácter nacional de la protesta, por la importancia de los gremios que participaron y por el reconocimiento de que las fuerzas de izquierda aún son dirección política en estos tipos de jornada. De este proceso surgió la Coordinadora Política Social (CPS) que agrupa a organizaciones de izquierda como el Partido Comunista Peruano, el Partido Socialista, el Partido Nacionalista Peruano, el Partido Comunista del Perú, el Comité Malpica, El Partido Socialista Revolucionario, El FOCEP, entre otros y gremios como la CGTP, la Confederación Campesina del Perú (CCP), la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Unión de Frentes Regionales (UFREP), también entre otros.


Hoy, todas estas organizaciones coinciden en que este es un período crucial para el destino del país, o se avanza hacia la construcción de una sociedad en la que los intereses de la población son los protagónicos y entonces la presencia del pueblo en el poder se hace tangible, o los intereses de la minoría en el poder, sus grupos económicos y partidos, continúan en el manejo del país y consolidan su presencia por muchos años más. El tema para la izquierda a partir de la afirmación anterior es ¿entonces qué hacemos? ¿cuál es la agenda para esta izquierda que vuelve a hacer presencia nacional?


Un primer punto es sin duda la consolidación de la unidad en marcha. La CPS es un intento en ese sentido, importante sin duda, pero tiene que levantar el perfil, limar desconfianzas, articular una plataforma de demandas nacionales y establecer ejes comunes para hacer política. Marchar juntos tendrá que ver ahora con parlamentarios del PNP colocando las demandas de la población en el debate congresal, con la militancia de los partidos produciendo propuestas y organizando los espacios de masas, con los gremios articulando a sus bases sobre ejes nacionales para reducir la fragmentación de las justas reclamaciones de los diversos sectores, en suma, toda la fuerza de la organizaciones que componen la CPS actuando de manera sincronizada, homogénea, con objetivos comunes. El otro tema para la CPS es su plataforma programática. Hasta el momento todos coinciden que no se puede ir a la lucha con un listado de lavandería, esos clásicos e inacabables listados de demandas que no permiten captar la imaginación popular porque en medio de todas uno termina por no saber cual es la más importante. Tres o cuatro puntos son suficientes dicen algunos. La verdad es que pueden ser cinco o seis, o siete u ocho, o tal vez solamente uno, el asunto es cuánto ese o esos puntos de plataforma reflejan la contradicción central en el momento entre el bloque reaccionario y las fuerzas populares, allí está el trabajo para los dirigentes de la CPS.


Junto al tema programático hay otro tema vital para la CPS: su objetivo táctico. Qué piensa hacer la CPS en este período para avanzar en su propuesta estratégica de estructurar un país para las mayorías hoy excluídas. Tomar el gobierno es una idea válida, de hecho la población probó el 2006 que hay fuerza suficiente para encarar esa tarea. El 2011 es parte del cronograma político y en situaciones “normales” habría que limitarse a organizar las fuerzas para encarar las elecciones de ese año. Pero ni la situación es “normal” ni el nuestro es un país “normal”. Tenemos un presidente que ha hecho de la gestión gubernamental el eje de unidad del bloque reaccionario del país, cada medida gubernamental es un paso más en la defensa de los intereses de la empresa privada y sus mentores, tenemos un gobierno hecho a la medida de los intereses norteamericanos, tenemos un gobierno que se arma para la guerra interna contra el pueblo, un gobierno que siente que ha llegado la hora de pasar de la guerra interna de baja intensidad a la guerra abierta contra todo aquello que se oponga a los planes de la derecha y el gobierno norteamericano.


Entonces el camino al 2011 no es un camino de rosas, ni de hecho llegar al gobierno debe pasar exclusivamente por cumplir los cronogramas electorales. El objetivo no puede ser entonces llegar al 2011 ineluctablemente, el eje de la tarea es llegar a ser gobierno en una lógica de construcción de poderes estratégicos que incluyen la lucha de masas y la lucha electoral. Y para esto la derrota del gobierno y la caída de García Pérez es uno de los temas a tener en cuenta. García a la cabeza del bloque reaccionario, empujando un gobierno con características cada vez más autoritarias y represivas, es el obstáculo inicial a sacar del camino si apostamos a un avance sostenido. La lucha de masas puede sacarlo y golpear al bloque de derechas, la vida dirá si se logra o no; la lucha electoral también puede lograrlo, ya en el 2006 el pueblo puso contra la pared a la reacción. La discusión para la izquierda es si existe la voluntad política suficiente para asumir esta tarea, para dotarse de un objetivo de este tamaño, que reordene el resto de tareas. Después de tantos años la izquierda tiene que probar si ahora tiene vocación de poder, si las idas y venidas de los últimos años nos han convencido de que el poder popular es más que una frase de banderola y que si es posible un proceso que incluya a todos los sectores sociales del país que están por el cambio, en una estrategia de construcción de poder real.


Por Augusto Malpartida – Comité Malpica

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