Agobiada y dulce como la uva en el verano,
en el oído, en la respiración, en la frente
me zumba guerra, guerra, guerra,
y sé que el mismo motor de llagas
trabaja en otras cabezas
que podrían estar en silencio de estrellas
o ser una sombra pensativa a mediodía.
Pero si a mí que habito este país
como el pez los arrecifes,
tocando con pálidas antenas
la oquedad del primer día,
me atraviesa el humo del incendio,
qué será lo que carcome la almohada
del que soporta el peso del mundo,
cómo será este ruido neutro, aceitoso, parietal,
en los países de ululantes negocios extranjeros.
Debo pensar en los demás hijos de mi madre
que el domingo llevan a su familia de la mano
a ver el árbol, el fútbol, las reliquias,
porque me zumba guerra, guerra, guerra,
y le digo: ¿Guerra estúpida, que quieres?,
y aunque masco la cucaracha, la escupo lejos y tiemblo
como si hubiera bebido veneno,
todavía murmura la muerte y me da vueltas
en el oído, en la respiración, en la frente,
erguida y amarga como el cactus en el invierno.
Rayo de Cadáver
Eras sólo una ruina entre edificaciones,
una delgada huelga bajo la ropa amarillenta,
una estela de terco zapato que no sabía reposar.
Y de pronto sonó un tiro que no pudiste oír,
se abrió una tumba gris que no esperaba tanto quejido,
fue empadronada tu familia numerosa
que nadie contó porque no había espacio en los minutos,
pero tu nombre, tu retrato, tu defunción a solas
despidieron su vasto valor de raza perseguida.
¿Quién libra ahora a nuestros hijos de aquella fecha
salpicada de bellos, hendida al rojo, borrada por Dios?
¡Un rayo de cadáver ya se levanta y anda,
ondea un albañil su seda como si el aire lo alojara!
POEMAS DE SEBASTIAN SALAZAR BONDY
PERU 1924 – 1965 (POETA, DRAMATURGO Y NARRADOR)
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