Y la izquierda socialista? Bien gracias. Dialogando con el difunto Yehude Simon (que aún pasea sus penas por las oficinas de la Presidencia del Consejo de Ministros sin darse cuenta que su cuarto de hora ya pasó). Muy educada y elegantita (como pa´ir de boda, Serrat dixit), espera el 2011. Y es que hasta ahora esta izquierda no entiende que el 2011 habrá que ganárselo, que de pronto no es 2011 sino 2010 ó 2009. Y hay que ganárselo en las calles y puentes de las ciudades, en los apus que rodean a los campesinos pobres de las comunidades serranas y en las trochas de la amazonía que vieron el año 2008 pasar a miles de nativos, luchando contra el gobierno que quiere entregarle sus tierras a sus amigotes.
La izquierda no quiere entender que no basta con ponerse de acuerdo con Ollanta para ver cómo es la plancha electoral o cómo es con la lista al parlamento, no quiere entender que es absolutamente insuficiente tener una visión de país, o peor aún, pensar que se tiene todo resuelto si nos sentamos bien peinaditos, planchaditos y hacemos una conferencia de prensa para expresar de manera modosita nuestra protesta por lo mal que van las cosas. Eso puede ser bueno y para los que le gusta la foto, no está mal. Pero el gobierno es una juerga de mafiosos que ya empezaron a agarrarse a los balazos, y los empresarios que lo respaldan son parte de la juerga, y en medio del trapicheo, ninguno de ellos tiene duda alguna que para mantenerse tienen que salir a matar ahora, no el 2011.
Habría que asumir que hasta para ganar elecciones en nuestro país hay que tener vocación subversiva, es decir querer de veras invertir el orden totalmente, hacer que deje de llover hacia arriba como ahora para que llueva hacia abajo. Habría que asumir que tener una nueva visión de país no se contrapone para nada con la necesidad de luchar en concreto y ahora con los trabajadores, campesinos, intelectuales, comerciantes, pequeña y mediana empresa, emprendedores populares, luchar con todos ellos por traerse abajo un gobierno cuya única gran apuesta es vender el país entero, con todos los peruanos dentro, al mejor postor y ganarse su comisión en ese negocio. Habría que asumir que tenemos la obligación de no solamente colgarnos de la banderola delantera de las marchas, si no y sobre todo, de construirnos como conducción política de un pueblo que ya no sabe como decirnos que está harto de García y su mafia. Tenemos la obligación de generar las condiciones para que el pueblo insurja, se levante, se subleve, con la ley en la mano, con el derecho que le da la constitución histórica y la tradición popular, para traerse abajo a los que usurpan el poder para su beneficio. Allí están los ejemplos de Moquegua, Puerto Maldonado, la Selva Central, durante el año pasado, no estamos inventando nada, allí está la vida mostrando el camino.
Entonces abriremos la ruta para un nuevo gobierno, para una asamblea constituyente soberana, para los cambios que el pueblo demanda. Y estaremos en las elecciones, y estaremos en las calles, y en las punas y en los puentes, estaremos a la cabeza de todas las formas de lucha de nuestro pueblo, jugándonos el pellejo y haciendo que nuestra militancia política recobre el sentido transformador y generador de poder que este tiempo reclama.
Augusto Malpartida León
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