martes, 3 de febrero de 2009

Sin Color


"Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían 4 años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”. Albert Einstein.



Existen muchas especies de mamíferos, aves e insectos que junto a elementos naturales como el viento cumplen la función de polinizar las flores y mantener sostenibles los distintos ecosistemas con los que nos relacionamos, pero ninguno ha evolucionado de manera especializada para llevar a cabo esta finalidad como las abejas, el 80% de las especies vegetales necesitan de estas para ser fecundadas, ahora esta labor vital podría verse interrumpida. Desde hace más de una década en el hemisferio norte se vienen reportando bajas en la población de estos insectos.

En el año 2007 se emitió un informe indicando que en EE.UU. se volatizaron entre el 60% y 90% de las colmenas en 27 estados, empezando por Florida solo en los primeros meses de Otoño. Canadá, Alemania, Portugal, Suiza, Inglaterra, España, Francia y Taiwán presentan similares situaciones de perdida, aunque otros países de Europa y Asia no dejan de verse afectados. Latinoamérica no escapa al problema, Argentina, mayor productor de miel del mundo, seguido por México, ha visto caer su producción en un 27% los últimos años. En la vida cotidiana una abeja pasa desapercibida o es repelida por temor, pero su existencia ha sido y sigue siendo primordial para muchas culturas en la historia del hombre. En nuestra sociedad actual no escapamos a ese necesario vínculo, dependemos de varios productos y subproductos de la miel, la cera, la jalea real, el propóleo y el veneno. “Tres cuartas partes de los cultivos que alimentan a la humanidad necesitan de las abejas” resume Bernard Vaisiére, especialista en polinizadores en el Instituto Nacional de Investigación en Agronomía de Francia.

El nombre con que se designa esta epidemia es: “Síndrome del Colapso” que presenta varios agentes acumulativos que conducen a la muerte o abandono total de las colmenas. Estos agentes acumulativos son principalmente pesticidas como los distribuidos por Bayer bajo las marcas: Gaucho, Merit, Admire, Confidore, Hachikusan, Premise, Advantage los cuales se depositan en las flores, son recogidos junto al polen y llevados a la colmena donde las abejas se ven atacadas por los químicos que se filtran por todo el panal como también lo hace la contaminación. El calentamiento global entre otras cosas ha provocado temporadas de sequía en la mayoría de regiones que se ven afectadas por el fenómeno, esto empeora el estado de nutrición de las abejas haciéndolas vulnerables a enfermedades y virus. La inclusión de transgenicos en el agro afecta de igual manera su dieta. La industrialización de la apicultura, que transporta grandes cantidades de colmenas para utilizarlas como maquinas de polinización en distintos cultivos también promueve el contagio de enfermedades y la acumulación de estrés. Otro ejemplo son las grandes extensiones de monocultivo como: la de soja o el trigo entre otros, que generan mayor ganancia a los agricultores pero no producen polen. Las emisiones electromagnéticas de la creciente tecnología humana, como los celulares, afectan el vuelo de las abejas impidiéndoles regresar a casa o designar al resto de obreras la ubicación de las flores, todo junto y más, es el problema

La comunidad científica aun no entrega una explicación concluyente con respecto al “Síndrome del Colapso”. El debate continúa abierto pues como se deja notar, corren riesgo fuertes intereses económicos para construirte un mundo artificial, un mundo sin color.

Luís Villaverde Vela

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