jueves, 13 de marzo de 2008

Pro-eject-gendoma-humano


El poder de la ingeniería genética aparece ante la humanidad como lo fue en su época el poder de la energía nuclear. El Proyecto de Genoma Humano (PHG), empresa de investigación cooperativa multinacional, creada a finales de los años 80, es la primera organización con el fin de conseguir la secuenciación del código genético por iniciativa de científicos de distintas áreas, empresarios farmacéuticos, y gobiernos como los Estados Unidos, Japón, Canadá, comunidades de la Unión Europea y la Unión Soviética, que más tarde legara su participación a Rusia. En el presente existe amplia variedad de laboratorios bajo distintos nombres y nacionalidades, transnacionales que nacen del mismo agujero y tienen la misma finalidad: crear más productos que puedan ser comercializados a gran escala en países del tercer mundo y subastados al mejor postor para las economías desarrolladas.

Las alteraciones genéticas son parte de la naturaleza, la evolución consta principalmente de ellas. El hombre siempre ha modificado tanto su entorno, como su persona. Un cambio de comportamiento, organización social, desarrollo de musculatura, distribución de los huesos y su forma, se debían tanto a cambios climáticos, como a cambios en la alimentación. Momentos que en su tiempo pueden haber significado una anomalía eran aun así, parte fundamental de las reglas naturales. El acelerado proceso de tecnificación suprime las etapas de desarrollo normal que deberían tomar siglos a tan solo fracciones mínimas (años, meses, días), rompiendo totalmente con la cadena evolutiva y arrebatándole a la vida su balance.

Si bien la ciencia ha aportado beneficios a la humanidad, han sido sus contrapartes nocivas las que se dejan sentir más. Los tratamientos biomédicos son un factor importante en el combate contra las enfermedades y mutaciones, pero en tiempos neoliberales, el que puede pagarlo, tiene el derecho, el que no, puede ir derecho a la sala de desahuciados o seguir esperando un tratamiento mas barato que prolongue su vida, pero que no soluciona el problema. Como si fuera poco, la discriminación está por alcanzar un nuevo nivel en la escala de lo aberrante: segregación genética.

Sin haber quebrado aun las murallas discriminatorias de nuestra sociedad, se cierne sobre nosotros un problema que podría alcanzar magnitudes escalofriantes, la eugenesia o asistencia genética. Estamos a puertas de un futuro poco prometedor, donde se podrán comprar los niveles de pigmentación en la piel, definir si serás zurdo, alto, fuerte o intelectualmente superior, etc., creando así una tajante y mayor división entre los seres humanos, los genéticamente alterados (neohumanos) y los que no lo podrán estar. La vida entonces dependerá de cuan “buenos” o “malos” puedan ser tus genes. El rasismo del siglo XXI.

La industria alimentaría actualmente está desarrollando variedad de productos transgénicos, que son alimentos alterados en laboratorios desde la semilla para dar frutos uniformes, que ofrecen, en apariencia, estar óptimos para el consumo, pero cuya realidad es otra, empezando por como están configurados en su ADN. Dichas semillas esterilizan la tierra y una ves que dan fruto, mueren sin dejar lugar a nuevas generaciones, y, la única manera de sembrar nuevamente, es abasteciéndose de la empresa transnacional dueña del código genético del espécimen, misma empresa, que también vende, entre otras cosas, pesticidas, vitaminas y todo lo que se pueda necesitar; convirtiendo a los agricultores en subordinados obligados de esa compañía.

Estos especimenes alterados contaminan otras cosechas por medio de la polinización y dan carta abierta a transnacionales como Monsanto, para gestionar demandas por derechos de patente, pues argumentan que sus productos están siendo cultivados ilegalmente en otras tierras. Prácticas similares son algo cotidiano para los laboratorios Genetic Therapy Inc. Que al poseer varias patentes sobre terapia genética, exigen porcentajes del dinero destinado al pago de tratamientos efectuados con sus técnicas y procedimientos. Ambas empresas norteamericanas que con otras más a nivel mundial se reparten los derechos a la vida en hojas de papel firmadas por nuestros gobiernos.

El Perú es parte de este asedio enfermizo debido a su increíble biodiversidad. Con el pretexto de investigación científica, se vienen robando miles de muestras de ADN animal y vegetal que luego de ser modificadas genéticamente, se patentan sin retribuir u otorgar beneficio alguno al país de origen. En naciones como el Perú, que carecen de políticas, leyes o entidades que regulen estos aspectos, la piratería genética es uno de los tantos abusos que son permitidos y serán afianzados por tratados como los TLC.

Por Luis Villaverde

1 comentario:

Johao dijo...

El racismo del siglo XXI, cada vez está más cerca.
Interesante el informe, pero ahora, la pregunta es: ¿Como convatirlo?