martes, 6 de mayo de 2008

Son una basura


No puedo evitar percatarme de lo fácil que es para las personas tirar basura al suelo, como si ésta, al momento de dejar su mano, desapareciera.

Observo la calle y me parece un tacho enorme, lleno de todos los desperdicios de la ciudad, el suelo dejo de ser asfalto y pasó a ser una colchoneta, mezcla de barro, excremento, escupitajos, sudor, basura y más basura, a veces amontonada en esquinas y otras simplemente por todos sitios.

En el Perú un habitante genera aprox. menos de 1kg de basura diaria. En lima se calcula que esto da lugar a 4500 toneladas de desperdicios al día y aunque el 80% de estos son recogidos, aun así los vemos descomponerse por donde pasamos. ¿Por qué?

Acostumbrados a deshacernos de estos al jalar una palanca, tirarlos por el caño o simplemente dejarlos por ahí, nos olvidamos que individualmente, cada uno de nosotros, modificamos el entorno que compartimos con las demás miles de especies que habitan el planeta. Y es que no nos percatamos de esto: los productos de nuestra cotidianidad pueden ser más peligrosos de lo que aparentan.

Una simple botella de plástico o un vaso descartable se demoran unos 1000 años en biodegradarse. Una pila común, aparte de esos 1000 años, durante su descomposición, arroja materiales químicos altamente tóxicos: arsénico, cinc, plomo, mercurio.

Las bolsas plásticas demoran 150 años. El tecnopor no se biodegrada, la naturaleza, después de 100 años, a lo mucho, logra dividir su materia en pequeñas moléculas. Una chapita de metal tardará 30 años en convertirse en oxido de hierro.

Las colillas de cigarro de desintegran entre 1 a 2 años y al descomponerse generan altos niveles de toxicidad (¿cuantos fumaste hoy?). Otro chicle al suelo, en 5 años desaparecerá.

Los papeles son menos resistentes (1 año), pero al no reciclarlos estamos fomentando la tala indiscriminada de árboles que se usan para fabricarlos (aprox. 9,6 millones de hectáreas en el año 2000 fueron deforestadas en la selva peruana) y un etc. bien largo de cosas que ni nos imaginamos.

Este es el motivo principal: no nos importa a donde van nuestras inmundicias, ni como es que estas afectan nuestro entorno directo, aunque no lo notemos o no queramos notarlo, muchas veces por comodidad o desconocimiento. Al no tomar la decisión personal de actuar para evitar más la contaminación, aceptamos el hecho de que en algún momento estaremos literalmente hasta el cuello de porquerías.

Para agravar la situación de nuestro total desinterés, no contamos con un sistema de recolección adecuado. El 85% de nuestra basura va a parar a cualquier sitio o a botaderos clandestinos. En lima tenemos al menos 19 y tan solo contamos con 2 rellenos sanitarios. Peor aun, muchos de estos desperdicios van a parar al mar o a los ríos, y las Empresas Prestadoras de Servicios (EPS) no hacen nada. Menos de la mitad dan el tratamiento adecuado a las aguas servidas. SEDAPAL, en lima, solo trata el 4% de sus desagües.

La basura es un componente importante de la contaminación ambiental que nos acarrea enfermedades como: el cólera, la tuberculosis, diarrea, tifoidea, neumonía, paludismo, etc. y potencia el desarrollo de: hepatitis, cáncer, VIH/SIDA, entre otros. 5.500 niñas y niños mueren cada día en el mundo por ingerir alimentos o agua contaminados.

No contamos con instituciones estatales que velen por la seguridad de la salud pública y fiscalicen las EPS de manera efectiva. Tampoco tenemos programas que fomenten campañas significativas de información. Existen ONGs que cumplen con esta función, pero terminado el proyecto y dejado en manos de las municipalidades, al no existir respaldo ni control por parte del estado, gran parte de los avances que se logran, se ven diezmados por falta de constancia, mantenimiento o corrupción, o todas juntas.

Es importante exigir mayor intervención por parte de las autoridades en este grave problema, pero, así mismo, es indispensable empezar a tomar en cuenta los nefastos efectos secundarios que provocan nuestras irresponsabilidades como ciudadanos del mundo y tomar como vital el hecho de que: eso que estas a punto de botar no es en realidad tan insignificante como parece.

Luís Villaverde Vela

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