domingo, 28 de junio de 2009

Pinochet en Centroamérica


¿Era Zelaya un antisistema?

¿Son los golpistas hondureños los que expresan el sistema?

¿Está el golpe de Estado dentro de la baraja de opciones de Alan García, Lourdes Flores, Keiko Fujimori y otros que hablan de “complot” para referirse a las luchas sociales?

Hoy existe una enorme oportunidad para definir los campos.

Pero ya ocurrió en el 2002 que el golpe militar contra Chávez, desató el entusiasmo de muchos políticos peruanos que se dicen demócratas prístinos. Y luego hicieron el ridículo cuando la movilización popular y la fractura del Ejército, hizo fracasar la intentona.

¿Se expondrán otra vez a este resultado?

Mandar una banda armada y con capucha a secuestrar al presidente mientras dormía y expulsarlo de su país, detener a la canciller y a los embajadores que le expresaban su solidaridad, es para algunos un procedimiento para “corregir” el error de Zelaya de querer realizar una consulta social sobre si en las siguientes elecciones debía preguntarse por la conveniencia de convocar una Asamblea Constituyente.

Y la CNN y otros se toman en serio estas explicaciones.

Pero en el Perú, tenemos un presidente descubierto en arreglos con grandes empresas para beneficiarlos con los contratos del Estado y él mismo se ha encargado de manipular las investigaciones para que el caso de los petroaudios quede en el limbo absoluto; que utiliza la oficina tributaria para someter un canal de televisión y amenaza a través de su allegado más cercano a nuestro diario con mandarle también a la Sunat para silenciarnos; que ordena desalojar 5000 indígenas de una carretera bloqueada con un brutal saldo de civiles y policías muertos, y se niega a cambiar a los ministros responsables; y mencionar la palabra vacancia o renuncia de la presidencia equivale al fin del mundo.

Estos son los dilemas del sistema y antisistema.

Si usted se ajusta al status quo, entrega su país a la explotación extranjera, mantiene las desigualdades sociales y reprime las luchas sociales, entonces está en la modernidad y la democracia. Y los conflictos que deberá soportar serán siempre un complot de los antisistemas del país y el extranjero.

En cambio si propone cambios, si quiere regular las inversiones, si busca hacer reformas sociales, si se atreve a preguntar si se debe modificar la Constitución que protege el orden injusto, se habrá corrido peligrosamente fuera del sistema. Ahí lo democrático será el golpe de Estado.

Raúl Wiener

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