martes, 21 de julio de 2009

El alegato de un mentiroso


No hubo video Kuori-Montesinos, tampoco crisis electoral en el primer semestre del 2000 y marcha de los Cuatro Suyos. Lo que pasó, y no lo sabíamos, era que el hombre que torció su propia Constitución a través de una “interpretación auténtica”, para lograr una segunda reelección, que ordenó a destituir a medio Tribunal Constitucional y que lanzó toda la fuerza del Estado contra la gente protesta callejera, quería en realidad ser elegido para luego renunciar y dejarle el cargo al único que había sido capaz de bailar peor que él, con el fondo del “baile del chino”.

En el 2000 no había manifestaciones todos los días, lavados de banderas y acumulaciones de basura en la puerta de las casas de los ministros, ni tránsfugas parlamentarios, ni militares reconociendo la re-reelección cuando la población reclamaba nuevas elecciones. En realidad lo que había estado, cuando muchos peruanos ilusos quisimos impedir que Fujimori volviera a jurar la presidencia, era que el presidente y su asesor no se ponían de acuerdo en torno a la pretensión del “chino” de cumplir su destino franquista de dejar el poder en manos del derecho de sangre, que como sabemos ahora, Pancho Tudela ejerce en forma implacable.

El 18 de septiembre del 2000, cuando Fujimori le entrega los 15 millones de dólares para que Montesino no haga el golpe para que no renuncie, se había olvidado que él mismo ya había renunciado dos días antes y se había comprometido en un proceso de retiro que culminaría el 28 de julio del 2001, con nuevas elecciones en la que no participaría. Más aún el día 25, cuando firma la resolución secreta para autorizar el desembolso ya realizado, lo que consigna es un reconocimiento por los servicios prestados por el asesor. Para entonces Vladimiro ya se encontraba en Panamá y así hubiera querido no hubiera podido hacer nada contra el gobierno que iba ya camino de salida.

No hay duda que con la historia inconcebible que ha sido presentada como alegato de Fujimori antes de recibir sentencia, han quedado probadas algunas cosas: (a) que este señor gobernó el país dentro de una enorme burbuja de mentiras que se sostenían por el inmenso poder que disponía en esa época y que hoy suenan absolutamente ridículas; (b) que el mismo tipo que dice que nos salvó del terrorismo y que es el único que podría volver a hacerlo (aunque sea como asesor de su hija), fue todo el tiempo un inmenso cobarde ante los uniformes y entendió su relación con ellos y con el ex asesor como un asunto de grandes sumas de dinero; (c) que Fujimori jamás entendió la profunda crisis política y social que precedió a su caída, porque andaba demasiado ocupado en tapar sus incontables delitos. 

Raúl Wiener

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