lunes, 6 de julio de 2009
Impiden aterrizaje de Zelaya con brutal represión militar en el aeropuerto de Tegucigalpa
El presidente Manuel Zelaya advirtió a los golpistas que desataron un baño de sangre para impedir su retorno al país, que no pueden seguir gobernando de esa manera. “El pueblo está en la calle y el mundo entero está contra ustedes. No pueden gobernar así”, les increpó.
Pese a que no pudo aterrizar en su tierra natal por la brutal represión, Zelaya aseguró que no cejará en su intento de recuperar el poder del que fue defenestrado hace una semana.
“Yo tengo que volver a mi país, tengo que volver a mi patria”, aseguró el presidente que está a la espera de la respuesta de los mandatarios de Argentina (Cristina Kitchner), Ecuador (Rafael Correa) y Paraguay (Fernando Lugo) que se encuentran en El Salvador.
“Se está unificando la derecha más extrema”, advirtió tras el intento fallido de volver a su país. Zelaya no pudo descender con el avión que lo traía de retorno, luego que camiones militares ocuparan la pista de aterrizaje. Momentos antes, los uniformados desataron una brutal balacera a simpatizantes del depuesto mandatario, que terminó con un muerto y 10 heridos.
En los alrededores del aeropuerto, miles de personas demandaban el retorno de Zelaya y su reinstalación en el cargo, pero cientos de soldados tomaron por asalto las instalaciones, en una muestra del temor que tienen los golpistas.
La represión se desató cuando los manifestantes rompieron la cerca que divide la calle del área de la pista. Un camarógrafo de Al Jazeera registró el momento en el que un soldado abrió fuego contra la multitud y un niño cayó abatido. Los militares lanzaron bombas lacrimógenas y dispararon sus armas contra la multitud concentrada en los alrededores de la cerca de la pista donde Zelaya se aprestaba a aterrizar. El pelotón que lanzó los disparos se replegó después de lanzar el ataque. Dentro de los muertos figura un menor de edad y un joven, según las primeras informaciones.
Los testigos aseguraron que uno de los manifestantes fue baleado en la cabeza por los francotiradores. Las tropas dispararon también contra los periodistas que cubrían el acontecimiento y cortaron la transmisión a varios medios.
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