Ciego y soberbio. Con motivo del 188 aniversario de la Independencia del Perú, el presidente García hizo promesas de reformas como si estuviese empezando su gobierno. Evitó hablar sobre la corrupción e insistió en la cantaleta de una supuesta conspiración extranjera de las protestas; dijo que iba a dar prioridad a “la defensa del orden democrático, porque el desorden y conflicto violento son algo que el pueblo rechaza y teme”.
En esa misma lógica, el mandatario siguió “Nada hay peor que la confusión y el caos que, como el terrorismo, ahuyentan la inversión, destruyen la paz, destruyen el empleo y benefician a los países competidores. Dialogaremos, sí, para tratar los pedidos pero con plazos concretos, sin violencia ni amenaza y en términos legales para evitar que el diálogo sea aprovechado por los agitadores y por quienes mienten al país”. Agregó que esa responsabilidad recaerá en todas las autoridades.
Olvidó el mea culpa:
García tampoco hizo un ejercicio de autocrítica en su Mensaje a la Nación, por ejemplo, sobre el problema del reclamo de la selva que está aún sin resolver y mantiene a numerosos dirigentes nativos perseguidos y asilados fuera del país. Por el contrario, siguió considerando como una exageración “decir que una ley que evita la tala ilegal se interprete como que va a quitarles sus derechos a 300 mil nativos”.
Fuerzas Armadas:
En su mensaje, García anunció que prácticamente ya están efectuadas las “inversiones del Núcleo Básico de Defensa" por 2000 millones de soles para repotenciar dicho sector, a través de las Fuerzas Armadas.
Precisó que ello significa la "puesta a punto" de los aviones de la Fuerza Aérea, en la Marina de Guerra la reposición de torpedos y misiles; mientras que el Ejército mejorará su capacidad disuasiva con los sistemas antitanques, los helicópteros M17 repotenciados y nuevas divisiones blindadas que serán presentadas próximamente. "Aquel que quiera agredir a nuestra patria tendrá una terrible sorpresa”, advirtió.
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